Si en este momento, yo te pregunto, ¿Eres una mujer adicta al trabajo? casi estoy segura de que me responderías con un rotundo ¡NO!
Me dirías quizá que amas lo que haces, que tienes mucha energía y por eso haces y haces y haces sin rendirte, que el trabajo de casa no cuenta como trabajo…es tu obligación y así podría seguir nombrando cualquier cantidad de frases que niegan la posibilidad de que seas una MUJER QUE HACE DEMASIADO.
Ahora si te pregunto ¿Cómo está tu salud física, emocional, mental, espiritual, que me respondes?
Te puedo ayudar a identificar si eres una mujer que hace demasiado:
- ¿Tienes gastritis, colitis, dolores de espalda, cabeza y muelas constantemente?
- ¿Usas la comida para calmar la ansiedad o el cigarro, o el alcohol?
- ¿Cuándo te vas a la cama piensas que bueno que se acabó el día?
- ¿O has notado que lloras con facilidad o te irritas también con facilidad?
- ¿Sientes o piensas que tu vida ya no tiene brillo, entusiasmo, o sentido?
- ¿Has dejado de disfrutar lo que haces?
- ¿Piensas que solo si estas permanentemente ocupada, entonces tu vales como mujer?
Créeme que te entiendo.
Yo soy una mujer que hace demasiado en recuperación.
Al principio muchas de nosotras no nos definiríamos como mujeres adictas al trabajo,
Sin embargo, si nos detenemos un momento…eso si podemos detenernos…nos daremos cuenta de que pasamos todo nuestro tiempo cuidando a los demás, y en general, en esos cuidados, no nos incluimos a nosotras.
Muchas de nosotras hemos cruzado la línea del comportamiento compulsivo adictivo y autodestructivo y necesitamos hacer algunos cambios fundamentales en nuestras vidas.
Dejar esa vida donde la reina es la prisa, la autoexigencia, el perfeccionismo y la culpa por no hacer todo todo todo bien todo todo el tiempo,
¿Qué hacer para llevar a cabo esos cambios?
Puedo hacerte una lista de actividades. Sin embargo, lo mas importante, lo primero que hay que desarrollar es la conciencia para darte cuenta de si eres o no UNA MUJER QUE HACE DEMASIADO.
Ese es el primer reto: aceptar que si, que ya estas cansada, que ya no puedes mas, que lloras a solas de agotamiento, que deseas salir corriendo.
Ese el primer reto: aceptar tu vulnerabilidad, tus limites como super mujer, soltar la idealización de ti como alguien toda poderosa, y empezar a hacerle espacio a esas emociones que no nos gustan a las mujeres que hacemos demasiado: la tristeza, el miedo, la vulnerabilidad, la confusión, la impotencia. Etc
No se trata de ahora crear todo un programa lleno de actividades para dejar de ser UNA MUJER QUE HACE DEMASIADO.
Para empezar a desacelerar, primero hay entonces que aceptar que si, que efectivamente ya cruzamos esa línea entre el deseo, derecho, de trabajar en lo que queremos dentro o fuera de casa y la adición a estar permanentemente ocupadas.
Esta reflexión, este darte cuenta de si eres o no una mujer que hace demasiado lo puedes vivir como una puerta abierta hacia la libertad, la vitalidad, la renovación de tu ser o un golpe directo al plexo solar porque te darás cuenta de lo que no quieres cambiar.
Tú decides con que ojos ver esta adición a hacer demasiado: con crítica y recriminación o con compasión y paciencia para hacer los cambios.
Muy buena reflexión, es cierto que conforme va pasando el tiempo en tu vida, te vas exigiendo cada vez más y más cosas para cumplir falsamente con las las espectativas de lo que debe ser una gran mujer, una mujer exitosa y cuando llegas al limite ,te quieres bajar del mundo porque ya no puedes más…El tomar conciencia de que sólo tienes una vida y empezar a trabajar sobre tu equlibrio, ese es un gran reto.