La frase “Cuando todo se derrumba” describe la esencia de lo que viví el año pasado.

Las palabras “Si pasó..ya pasó” sintetizan la visión que ahora tengo de lo que viví.

¿Cómo se le hace para trasladarse de experiencias dolorosas a experiencias de vida que generan más vida?

¿Qué recursos se necesitan para mantenerse viviendo lo que toca cuando hay dolor y sufrimiento y no salir huyendo o negando o evitando las experiencias nada agradables?

¿Cómo saber que ya pasó lo que pasó?

Poco a poco he ido recuperando la salud física, emocional, espiritual, la paz y la alegría.

Y en el proceso me he dado cuenta de que para transitar las adversidades de la vida, vivirlas y salir transformada de ellas, se necesita la resiliencia.

Hay varias definiciones de resiliencia.

Por la que yo me guío es la que he aprendido de mi querido maestro de Compasión, Resiliencia y Perdón, Valentín Méndez : “la resiliencia es el resorte moral, cualidad de una persona que no se desanima y no se deja abatir. Es un resorte de entusiasmo, de moral alta en medio de las adversidades, que te mantiene conectado con la vida, con la esperanza.” (Si deseas saber mas de Valentín y sus cursos, puedes entrar www.institutocultivo.com)

El me enseñó que los elementos presentes en cualquier definición de resiliencia son:

  1. Adversidad.
  2. Proceso
  3. Superación de la adversidad
  4. Aprendizaje y transformación.

Pasé por las 4 etapas.

¿Qué contribuyó a que yo desarrollara la resiliencia en medio de múltiples adversidades?

Sin duda, la claridad y certeza que tengo en mis valores, entre ellos: amistad, amor, confianza y el profundo amor a la vida.

También contribuyeron una pequeña red de amigas y doctoras que me acompañaron en este proceso de vida, que aún al recodarlas, me salen lágrimas, ahora de gratitud y compasión por mi y por esas personas.

Una de las experiencias que mas me fortaleció, fue el conocer el Banco de Piel.

Cuando supe que un pedacito de piel..solo un pedacito de piel puede generar un extenso tejido de piel para una persona que está quemada, mi visión de lo que yo estaba viviendo, pasó de una experiencia de soledad, dolor, desesperanza, a una experiencia de acompañamiento, de conexión con la vida, con la esperanza, con la transformación espiritual.

En ese estado de profunda introspección, escribí este texto, que 8 meses despues me confirma que lo que aprendí en ese banco de piel, lo apliqué y fue sin duda, ese aprendizaje, el que me trajo ahora a un estado de alegría, de hermandad, de conexión con seres queridos muy amados por mí, de confirmación de la verdadera amistad, de la compasión y por supuesto del poder de la resiliencia.

Te comparto ese texto, tal cual lo escribí en octubre del 2018.

UN PEDACITO DE PIEL.

Por razones que no voy a hacer públicas, estuve en el pabellón de quemados de un hospital.

Mientras esperaba a que el encargado del laboratorio llegará, veo una placa que dice: Banco de piel.

En ese momento todo mi cuerpo se estremeció. Yo no sabía que existían los bancos de piel y tejidos.

Con la mirada fija en el letrero «Banco de piel» una oleada de compasión, amor, ternura, gratitud invadió mi corazón, por solo imaginarme que hubiera una alternativa para las personas que han sufrido quemaduras.

Las olas de compasión siguieron cuando el encargado me comenta que un pedacito de piel es suficiente para que una persona genere piel. ¡Un pedacito de piel es suficiente para hacer la diferencia en la vida de un ser humano!

Sensible y vulnerable que estoy por un proceso de salud delicado por el que estoy pasando, al quedarme sola en la recepción del hospital, pensé ¿que otras cosas solo necesitan un “pedacito” de algo para reproducirlo en la vida?

Otra ola de compasión, amor, gratitud surgió en mi, al darme cuenta de que a veces un solo acto de amor, un solo acto de cuidado, de hermandad como el que yo estaba recibiendo en ese momento de una amiga muy amada, mi amiga Elisa, podía generar en mí todo el amor, cuidado y hermandad que yo necesitaba y que hubiera querido recibir de otras personas que no están o no pueden estar en mi vida.

Un acto de amor de hermandad, de cuidado, estaba haciendo en mí lo que un pedacito de piel hace en una persona quemada: reconstruyendo todo el tejido de amor, compasión, cuidado, ternura que yo necesitaba.

Yo no sabía que se podía ser donador de piel.

Ahora lo sé y me he apuntado en el programa de donación de órganos.

Yo no me había dado cuenta del poder de un acto de amor para regenerar la vida y llenarla de más vida.

Ahora lo sé y me he propuesto ser ese “pedacito” de algo, que le lleve a otro ser humano lo que necesite.

Solo se necesita un acto de amor para reproducirlo ilimitadamente.

Gracias a todas las condiciones que se juntaron para que yo aprendiera el valor de un “pedacito de piel.”

6 de octubre de 2018

¿Qué “pedacitos de piel” me ayudaron a reconstruir el tejido de vida que me protege y me contiene hoy?

Amistad, cariño, cuidado, presencia, escucha, apoyo, contención, acompañamiento, amabilidad, paciencia.

Con esos “pedacitos” estoy tejiendo una gran colcha para cobijar, sostener y expandir mi vida.

Esa cobija me da consuelo, cuando todavía a veces, se asoma la tristeza por ese adiós sin explicaciones de quién ya no quiso estar conmigo.

Me da fuerza para cerrar ciclos con ancestros, familiares, amigas y amigos, alianzas laborales que ya cumplieron su propósito en mi vida

Me da contención para celebrar a la mujer en la que me estoy convirtiendo: autosuficiente, valiente, agradecida, mas alegre y llena de vida.

Gracias a esas personas, si bien pocas, muy nutricias, puedo decir: “Si pasó…ya pasó”

Gracias a ellas, pude sostenerme en lo que sólo a mí me tocaba vivir y hacer: enfrentar las adversidades, pasar por el proceso de vivenciarlas, superar las adversidades y rescatar los aprendizajes, para ahora vivir la transformación que en mí hicieron todas las experiencias dolorosas que viví “cuando todo se derrumbo en mi vida” para decir hoy con el alma en paz: “si pasó.. ya pasó”

Ahora estoy lista para convertirme en ese “pedacito de piel” que alguien necesite para reconstruir su tejido de vida.

Tere Bermea®

Experiencias para trascender.